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DIANA LA CAZADORAMarvin GaleasLas fuerzas especiales eran la crema de la crema. Cada uno de sus miembros, poco más de un centenar, había sido escogido con cuidado de entre todas las unidades de la brigada Rafael Arce Zablah.Algunos recién habían pasado la frontera de la niñez. Sabían avanzar como fantasmas sobre terrenos infestados de minas, esconderse detrás de la nada, escalar altos muros, atravesar concertinas llenas de púas de acero, degollar en silencio a centinelas y volar en pedazos la más fortificada casamata y cuartel, para luego escabullirse como una sombra por entre los matorrales.Habían sido entrenados en las técnicas vietnamitas de la paciencia y la frialdad. Se alimentaban con carnaza cruda y sangre de toro. Se tiznaban la piel de negro y les nacían ramas del cuerpo. El explosivo plástico era su arma predilecta. Ellos no tenían un programa de ejercicios, sino un programa de descanso de vez en cuando. Cuando cometían un error, el jefe les ponía de castigo regresar a la mañana siguiente con los documentos, el fusil y los pelos de un soldado enemigo. La crema de la crema. Sus operaciones militares, ya en 1983, habían causado bastante daño.En mayo de ese año crucial de la guerra, la guerrilla tomó por varias horas, luego de un fiero combate, la ciudad de Santa Rosa de Lima. Cuando las fuerzas guerrilleras se retiraban, se les unión un grupo de jóvenes del pueblo.Entre ellos una bella muchacha de no más de 24 años, tez blanca, cabello castaño claro, curvas sensuales, sonrisa coqueta, nariz respingada y mirada retadora. Desde el primer momento alborotó las hormonas de aquellos rudos guerreros campesinos, que a veces pasaban largos períodos huérfanos de caricias femeninas.Dijo llamarse Diana y que había leído el libro “Las cárceles clandestinas”, que sentía una enorme admiración por los guerrilleros y que su más grande sueño era combatir por el socialismo. Su voz era urbana y provocadora. Y muy sueltos sus movimientos de cuerpo. Cuando iba a la quebrada a bañarse en medio del tumulto, era todo un espectáculo de pezones desnudos, pies descalzos y humedades transparentes que cortaban el aliento del más frío matarife.Una noche, en un caserío del norte de La Unión, se le acercó al comandante. Se le sentó a un lado de la hamaca. Le pidió que le platicara de la guerra y del futuro socialista del país, le puso la mano sobre la pierna como quien no quiere la cosa, se le insinuó. Y allí estuvo el error. El comandante hizo como que sí, como que no, pero en el fondo nació la sospecha. Las aspirantes a seguir el ejemplo del Che Guevara usualmente se parecen a Tamara Bunker o a Nidia Díaz. Pero esta parecía más bien una mezcla de chica de Ian Fleming y de tigresa de club nocturno.El comandante se levantó de la hamaca con el pretexto de ir a atender algo urgente con los jefes de las unidades. Y lo hizo. Ordenó a dos de los más avezados jefes que no le despegaran el ojo a la muchacha. A la mañana siguiente, dos combatientes le sacaron plática. Con esa agudeza campirana, le tendieron trampas verbales, se hicieron los inocentes, volvían a preguntarle la misma cosa como que no entendían, se admiraban y preguntaban de nuevo, la hicieron caer en contradicciones, la “entuturutaron”. La cacharon en mentira. La capturaron allí nomás.Se llevaron amarrada a aquella belleza desde el norte de La Unión hasta los campamentos estratégicos en el corazón de Morazán. Allí el interrogatorio fue menos sutil. Diana confesó que era en realidad una agente de la inteligencia hondureña, que trabajaba bajo el mando del célebre teniente Billy Joya. Contó que una de las principales misiones que le habían encomendado era matar al general Leonidas Torres Arias, quien había caído en desgracia con el entonces hombre fuerte de Honduras, el general Álvarez Martínez.Muerta de risa y con una serenidad de témpano que helaba la sangre, relató que a los opositores hondureños los capturaban y los llevaban a las cárceles de la policía secreta. Allí los acostaban en planchas de madera escarpadas de clavos y luego los cubrían con otra plancha de madera, adonde se subía a saltar la soldadesca. “Gritaban como chanchos”, decía Diana.La misión de Diana y el grupo que se infiltraría en el Frente después de ella era aniquilar, precisamente, a las fuerzas especiales y la Radio Venceremos. Asesinar al comandante Claudio Armijo y otros jefes guerrilleros. El Ejército hondureño tenía razones para golpear a la guerrilla salvadoreña. En 1982, comandos guerrilleros salvadoreños habían saboteado plantas eléctricas en Honduras y ejecutado un fallido atentado contra Álvarez Martínez.A los pocos días de las confesiones de Diana, “se incorporó” otro entusiasta admirador de la guerrilla. En realidad, se trataba de un teniente de la inteligencia militar hondureña, que había participado en la voladura del puente sobre el río el Guasaule, en la frontera entre Honduras y Nicaragua. Fue capturado de inmediato y trasladado a la misma cárcel donde se encontraba Diana.Fueron días terribles aquellos, mientras se descubría toda la red de infiltrados. A nosotros, los de la radio, nos vigilaban de noche y de día. Se descubrió que los agentes hondureños ya habían reclutado a algunos combatientes ofreciéndoles dinero. Nadie confiaba en nadie.Recuerdo que un mediodía, descansando acostado en una banca de madera en la champa que nos servía de sala de redacción, jugueteaba con una pistola Browning 9 milímetros. Se me escapó un tiro que casi le pega a “Mariposa”. En cuestión de segundos estaba rodeado por toda la fuerza de seguridad que me apuntaba con sus fusiles a la cabeza. Me quitaron la pistola, y la cosa no pasó a más.Diana y su compañero estuvieron presos hasta 1985. Nadie reclamó a esos prisioneros. El comunicado oficial de la guerrilla decía que murieron ahogados en el río Torola, mientras intentaban escapar.

Pérdidas masivas con el bitcoin esta 18 en El salvador

«Exceso de prometido y poco entregado»: el bono de Bitcoin de El Salvador se retrasó de nuevo
Un año después de que la nación centroamericana adoptara Bitcoin como curso legal, el esfuerzo sigue enfrentando dificultades.

El presidente salvadoreño, Nayib Bukele, ha propuesto un bono de mil millones de dólares en Bitcoin.Ulises Rodriguez—APHOTOGRAFIA/Getty Images
El bono Bitcoin de El Salvador se retrasará aún más, hasta finales de este año, dijo a Fortune el CTO de Bitfinex y Tether, Paolo Ardoino.

Casi un año después de que El Salvador se convirtiera en el primer país en declarar la moneda de curso legal de Bitcoin, el aplazamiento demuestra los desafíos que enfrenta el esfuerzo innovador de la nación centroamericana, con algunos expertos dudando de que el proyecto alguna vez se haga cumplir.

El presidente Nayib Bukele anunció por primera vez el bono Bitcoin, también conocido como el token Volcano, en noviembre de 2021, dos meses después de que El Salvador adoptara Bitcoin como moneda de curso legal. El proyecto recaudó mil millones de dólares de los inversores, la mitad de los cuales se dedicó a financiar proyectos de infraestructura y la otra a la compra de Bitcoin. Bitfinex fue seleccionado como el único proveedor de intercambio.

Aunque el token estaba programado para debutar a principios de 2022, el ministro de finanzas de El Salvador lo empujó a mediados de marzo antes de posponerlo indefinidamente a medida que el precio de Bitcoin se desplomaba. Nathalie Marshik, jefa de investigación soberana de mercados emergentes en Stifel Financial Corp., dijo que esto probablemente se debió a la falta de interés de los inversores, especialmente con los inversores estadounidenses prohibidos de operar con Bitfinex.

En mayo, Ardoino dijo que Bitfinex estaba esperando a que el Congreso de El Salvador aprobara un proyecto de ley de valores digitales, que allanaría el camino para que Bitfinex fuera aprobado como proveedor tecnológico. En ese momento, predijo que el token se lanzaría a mediados de septiembre.

Con ese plazo que se acerca rápidamente, el proyecto de ley necesario no se ha finalizado. En su entrevista con Fortune el lunes, Ardoino dijo que los funcionarios del gobierno le han dicho que tienen un borrador final, y se espera su aprobación en las próximas semanas. El partido New Ideas de Bukele tiene una mayoría absoluta en el Congreso.

«Si la ley se aprueba en septiembre, esperaría que tomara razonablemente de dos a tres meses para que todo lo demás se implementara», agregó Ardoino.

Un despliegue lleno de baches

El lanzamiento del token Volcano ha estado vinculado durante mucho tiempo al éxito de la apuesta de Bitcoin de El Salvador. Además de financiar proyectos ambiciosos como la «Ciudad Bitcoin» planeada de Bukele, muchos expertos también ven la recaudación de fondos de tokens Volcano como una forma de que el gobierno evade los problemas de deuda antes de un posible incumplimiento. La perspectiva de financiación del Fondo Monetario Internacional es tenue, y la organización insta a la administración de Bukele a revertir su decisión de aceptar Bitcoin como moneda de curso legal.

William Snead, un estratega centrado en América Latina en BBVA, dijo que la emisión propuesta de tokens Volcano y la capacidad del gobierno para pagar su deuda han hecho de los bonos tradicionales de El Salvador uno de los claros de bajo rendimiento en la región. Dada la volatilidad en el sector criptográfico, Snead dijo que duda de que el token Volcano se lance.

«Una emisión de bonos criptográficos tiene una probabilidad muy baja de éxito, y es poco probable que llegue al mercado», dijo a Fortune.

Alejandro Zelaya, ministro de finanzas de El Salvador, no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.

Ardoino insistió en que el proyecto de token Volcano estaba en marcha. Bitfinex ha asumido un papel destacado en El Salvador, lo que ha estimulado a algunos a especular que Bitfinex y su empresa hermana, Tether, poseen bonos del gobierno. Ardoino se negó a hacer comentarios sobre las inversiones de las empresas.

A mediados de agosto, Ardoino se reunió con dos destacados impulsores de las ambiciones de Bitcoin de El Salvador, las antiguas emisoras de Russia Today Max Keiser y Stacy Herbert, que ahora dirigen el fondo de riesgo centrado en las criptomonedas de El Salvador El Zonte Capital, para discutir el papel continuo de Bitfinex en el país.

«¿Todo el mundo me pregunta ‘wen volcano bond?'» Herbert, tuiteó en agosto. 28. «La respuesta es: pronto».

Ardoino le dijo a Fortune que Bitfinex invirtió en El Zonte Capital en agosto y planea apoyar más educación criptográfica en El Salvador, donde la adopción de Bitcoin sigue siendo baja. También reiteró su expectativa de que haya suficiente interés de los inversores para recaudar la totalidad de mil millones de dólares de la ficha Volcano.

Con el gobierno salvadoreño también anunciando un programa de 560 millones de dólares para recomprar algunos de sus bonos soberanos en julio, Marshik dijo que es escéptica de que también pueda administrar el token Volcano.

«Mira dónde se está negociando Bitcoin y las pérdidas masivas, tiene muy poco sentido para mí», le dijo a Fortune. «Este es un gobierno que históricamente ha prometido demasiado y no ha entregado lo suficiente

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